viernes, 17 de febrero de 2017

Talentos Ocultos (Hidden Figures)

Basado en hechos reales sobre tres afroamericanas que trabajaban en la NASA como matemáticas, ingenieras o científicas que en los comienzos de los 60s sufrían de discriminación racial y en segundo grado del machismo. Es una película que hay quienes tildan de televisiva y sentimental, para agradar a la gente apelando a lo sensible y altruista. La lucha y la superación de la segregación racial. Sin embargo, no la encuentro una mala película. Tiene sus momentos de fácil empatía sí, pero la hallo ligera y distinta a cierto cine, donde existe mucho sentir del sufrimiento, hay un radical reflejo de la crueldad, el dolor y la humillación. Puede que como ya se trata de los 60s y que estas mujeres entregaron un enorme trabajo al desarrollo aeronáutico y del espacio de su país en un lapso clave el trato que vemos no deja de ser duro, pero se da menor a antaño. Lo cual la hacen una película menos efectista, y algo más graciosa, más entretenida, vista bajo una óptica algo diferente, sin por ello obviar la lucha por los derechos igualitarios.

Entra a tallar que las reacciones contra la discriminación y los logros se exponen de manera más relajada. Como ver que Katherine G. Johnson (Taraji P. Henson), la líder del grupo, la que más logros tiene en la historia americana de las tres, suele caer en gestos corporales de apuro y contención para llegar a tiempo al baño que han colocado lejos de su escritorio de trabajo.

Desaparece el quehacer melodramático, de debilidad y melancolía, de extremismo, y se vuelve algo más propio del carácter, donde tanto  Octavia Spencer, Taraji P. Henson y Janelle Monáe muestran atrevimiento, propio de los nuevos tiempos, pero sin que acompañe lo violento, soberbio o hipersensible, cuando éstas afroamericanas no pueden aun integrarse por completo a la sociedad, que separa a las minorías y privilegia a los blancos, como crear el uso de baños, espacios y utensilios para gente de color, no poder ejercer cargos muy altos que dominen personal caucásico o no permitirles el ingreso a muchas universidades, todo lo cual éstas tres mujeres logran superar, ser las primeras y dejar una marca histórica y abrir una puerta para el resto de los afroamericanos, aparte de perpetrar grandes logros en el progreso de la NASA y la lucha de la carrera espacial contra la URSS, tal es poder hacer que el astronauta americano John Glenn pueda orbitar alrededor de la tierra y regresar a salvo.

El filme se muestra agradable sin mucho embrollo, uno acompaña cada gesto de progreso (sea con la habilidad matemática o alguna intelectual, cierto, expuesto como aperitivo de McDonalds), en un ahínco que queda explicado por su lado mediante sus relaciones afectivas/familiares. El filme permite que las respuestas sean audaces cuando cuestionan a los blancos. Frente al compañero antipático (Jim Parsons) o el rol de jefe de Kirsten Dunst que guardan prejuicios, pero estos se manejan con más respeto hacia los afroamericanos que lo que se acostumbra en la temática, están dispuestos a escuchar, a comprender y a soltar. Se siente más sencilla la exposición de las desigualdades y se resuelve de la misma manera.

Un discurso naif puede ser determinante, como frente al juez. El jefe ejemplar de mente abierta que hace Kevin Costner rompe un cartel de segregación frente a todos, hay sus momentos de aplausos empáticos corrientes. El filme no es particularmente especial, no hay complejidad en la labor del director Theodore Melfi (la parte científica y matemática se reduce en que son genias y resuelven problemas), pero tiene su gracia como película familiar.