viernes, 27 de octubre de 2017

Mindhunter

El departamento de Ciencias de la Conducta del FBI en Quantico, Virginia, tiene a un profesor muy especial, el joven Holden Ford (Jonathan Groff), que es un hombre -en apariencia- muy formal (su traje de sastre es parte de la identidad de su personalidad), pero audaz, inteligente, imaginativo, quien aplicará su ímpetu, instinto y buena cabeza a la investigación de la conducta y psicología de psicópatas asesinos, aunque con autocomplacencia, un gran ego y vanidad. Todo esto es algo nuevo para la ley para el año en que se contextualiza la serie, 1977. Aun la policía cree en la conducta normal del criminal, la de tener siempre algún motivo, generalmente la codicia o la necesidad, pero hay un nuevo criminal suelto en Estados Unidos, y es cuando el departamento de Ciencias de la Conducta a la cabeza de Holden Ford acuña un nuevo nombre, el de asesino en serie.

El departamento de Ciencias de la Conducta está en pleno ejercicio de consolidación, están desarrollando un nuevo estudio sobre criminología, para ello Holden Ford se hace de 2 aliados, compañeros. Entra a tallar Bill Tench (Holt McCallany), un hombre en los cincuenta, un típico policía rudo, pero también muy inteligente, consciente, de comportamiento fresco y suelto con una existencia tensa. Tench es un ducho profesor itinerante de la ciencia de la conducta criminal, y pronto queda identificado con Ford. Luego el tercer puntal del departamento es la psicóloga y estudiosa de criminología Wendy Carr (Anna Torv), una mujer bella, sexy –nunca deja los tacos altos- pero ultra racional, seria y ética, tiene una dominante aspiración académica. Los 3 se conocen sin tanto rodeo –la serie va al grano rápido- y pronto se unen para éste proyecto -que como la mayoría parte de nada- de querer detectar como piensa el asesino en serie, buscan hallarle una lógica al nuevo depredador americano, sistematizar patrones a su aterradora crueldad y frialdad, que por la fecha era prácticamente inexplicable e incomprensible. 

Los asesinos en serie son como sabemos lo peor de lo peor, y solían ser vistos solamente como locos, pero el atractivo de la serie es hallarles sentido, su propia manera de ver el mundo y sus actos sanguinarios. Holden y Tench se sientan a escucharlos –a entrevistarlos-, los asesinos hablan directamente sin cortapisas sobre sus atrocidades, mentalidad y su pasado, de dónde provienen, qué los ha hecho así, como justifican sus actos descabellados. El estudio los dividirá en asesinos organizados y desorganizados. Los organizados son los que planean todo al milímetro y fantasean con lo que hacen al punto de llamarlo una vocación. Los desorganizados son los que espontáneamente se dejan llevar por el momento, pero se comportan igualmente sádica y extrañamente. Producen con su victimas caprichos homicidas, torturas y perversiones.

El guion lo escribe Joe Penhall, guionista de The Road (2009). Se basa en el libro Mind Hunter: Inside the FBI's Elite Crime Unit, de John E. Douglas, ex agente del FBI especializado en perfil criminal y en quien Holden Ford está inspirado; y Mark Olshaker, estudioso de larga data y consultor de justicia criminal. Dirigen los episodios 4 directores de cine. David Fincher, la cabeza más visible y famosa, se encarga de los 2 primeros y los 2 últimos episodios, además de ser productor de la serie, aportando su buen dominio de la temática de asesinos en serie, con sus magistrales Se7en (1995) y Zodiac (2007). En un arranque es algo pesada la serie pero le sobreviven momentos maestros, está cuando recién se conoce Holden y su futura novia, Debbie Mitford (Hannah Gross), que es rica en personalidad, estudios y diálogos; y cuando Holden se acerca por primera vez a Edmund Kemper (Cameron Britton), alias The Co-ed Killer, que es el mejor asesino en serie caracterizado en la serie, de los 4 que conocerá, agregando que cada uno de los asesinos en serie entrevistados genera grandes y jugosas conversaciones, incluso clímax –como con el pájaro o los zapatos altos de mujer-.

Los otros tres directores dirigen 2 episodios cada uno, es un grupo sólido y compacto. El danés Tobias Lindholm aparte de cineasta también es un consagrado guionista, fue guionista de The Hunt (2012) junto a su compatriota Thomas Vinterberg que dirige la película, y la temática de la pedofilia y el señalamiento dudoso de culpa también es parte de la serie. Esto le da matices a la personalidad de Holden y al trabajo en Quantico. Andrew Douglas ha dirigido el remake The Amityville Horror (2005), un clásico del cine de terror basado en un criminal real que decía oír al demonio y acababa con toda su familia, y aparte de encajar a la perfección aunque no sea un nombre célebre entre el grupo se podría decir que aporta momentos de miedo, momentos oscuros, como con los temores y repulsión -camuflada, ya que deben ganarse su confianza y seguirles el juego perverso- que producen los asesinos en serie, los que sirven también para resolver casos anexos (es típico que los policías locales les pidan ayuda tras sus exposiciones sobre los nuevos criminales), casos de asesinos con su primer homicidio, lo que justifica la existencia de sus estudios y su consagración como criminólogos. Asif Kapadia, reconocido documentalista inglés de ascendencia india, director de Amy (2015), ganadora del Oscar, es más clásico o cae preciso cuando llama Sherlock Holmes a Holden. Kapadia moviliza simpatía, humor inteligente y ritmo.

La serie será muy clara en general, con muy buen manejo del background criminal, será interesante y entretenida, tendrá ratos sutiles también, y a sus tres protagonistas les brindará alguna idea de vida social, familia, pareja o soledad, mostrando una visión más grande que se incorpora a su vida profesional, a lo que hacen y más nos importa. No será algo superficial o de relleno, sino que se mezclará muy bien con el conjunto y nos dibujaran quienes son los protagonistas, les brindará personalidad y profundidad real, como el cambio de la predecible homosexualidad al cuidado elíptico de un gato. Los diálogos y la palabra son de suma importancia, la conversación brilla por su ingenio transparente.

Habrá sexo y sensualidad, pero es irrelevante en realidad y avanzada la serie se diluirá, aunque los hippies sobrevuelan la trama y la época, haciendo de pequeño inicial contraste, como también Tarde de perros (1975) hace de soporte elemental, pero todo esto es pasajero aunque paradigmas y prejuicios a destruir. Abre la propuesta una escena muy violenta pero para bien la serie evolucionará en la sugerencia que en la explicites (innecesaria), aunque recurriendo a la constante de las fotografías de los asesinatos que reflejaran el lado macabro del asunto, que no hay que perder de vista, y está bien al tanto la serie, de esto que se argumente bastante al respecto y halla cambios de humor entre los asesinos brutales y los policías que quieren comprender su modus operandi. No todo es perfecto en la serie, como el compañero soplón y la crisis final que son bastante ordinarios y desangelados, pero la serie está bastante bien.