domingo, 24 de diciembre de 2017

Logan

La propuesta de James Mangold de Wolverine es una película crepuscular, como aquellos western donde ya el héroe y el oeste están viejos. Logan (Hugh Jackman), Wolverine, es éste héroe apunto de apagarse, pero con mucha pelea por dar como despedida. Logan tiene que salvar a una niña, Laura (Dafne Keen), que tiene sus mismas habilidades y componentes corpóreos de combate, aunque Logan no quiere, quiere simplemente morir. Logan carga un peso existencial, está cansado de producir dolor a otros, aunque sean también asesinos.

Charles (Patrick Stewart), su maestro, también está en su última etapa, pero quiere que Logan se recupere emocionalmente y siga adelante, para ello quiere que cumpla con llevar a la niña a la frontera, que es perseguida por el gobierno –que se mueve por premisas sencillas- y su ejército de mercenarios, a los que Logan hace picadillo en el acto provocando peleas y muertes gore y mucho espectáculo y entretenimiento. Logan (2017) es un filme muy violento y salvajemente explícito. Esto le da un plus. Los X-Men digamos que dejan de ser infantiles, aunque tratar con una bella niña asesina y ladrona tenga de naif.

El filme es muy básico, pero divertido. Logan primero yace como chofer de limusina, adaptado a una vida humilde, que esconde en un hangar a su maestro. A Charles le debe aplicar una medicina para que no genere un sonido caótico, mientras Logan toma drogas para calmar su dolor existencial y su cansancio. La idea del crepúsculo está muy trabajada, hasta lo obvio. Logan muchas veces no tiene fuerza para moverse. La niña lo complementa en las peleas.

Logan despacha con facilidad a los mercenarios, que no representan reto alguno para él, pero siempre busca escapar, ya que siguen llegando más y más soldados. Pero pronto aparece otro Wolverine, X-24, y la pelea se iguala y se pone híper agresiva. Los combates, con cualquiera, son sangrientos. X-24 hasta decapita a una persona y se ve muy real. Los efectos especiales son de un alto nivel. También la velocidad de los combates/muertes resulta virtuosa, se pueden ver los movimientos y ejecuciones sin problemas y mantienen la intensidad.

Logan es una road movie, una persecución, y lo que va pasando, la gente con la que se van encontrando, en realidad es irrelevante, todo apunta a la exhibición violenta, grandilocuente pero fulminante, salvo con X-24 donde las peleas son extensas y más brutales en cuanto a constancia de daño. Logan es un filme de acción, más que uno existencial.

En Logan vemos -literalmente, además- Shane (1953), pero con cierta distancia. Logan es el pistolero harto de matar que huye del pasado, que quiere algún tipo de paz, pero el mal le persigue y debe defender a los indefensos, y de paso enseñarle a un niño el camino.